Este miércoles tuve el privilegio de asistir a un evento organizado por la Biblioteca Pública de Toronto y la editorial Thomas Allen & Son en el que el invitado especial fue Umberto Eco. Como la mayoría de vosotros sabréis, Eco es el autor de "El Nombre de la Rosa", publicada en 1980 y de la que se hizo una película en 1986 con Sean Connery como protagonista y la actuación de Christian Slater. El Nombre de la Rosa está considerada como uno de los mejores 100 libros de la historia por "Le Monde" y el "New York Times" y de ella se han vendido más de 16 millones de copias en todo el mundo.
El evento se celebró en el Appel Salon de la Biblioteca Pública General y pese a que llegué con más de una hora de adelanto, me encontré una cola de más de 100 personas esperando acceder al salón. La organización me recibió con los brazos abiertos y nos pusieron todo muy fácil, total libertad para hacer lo que quisiésemos. Asi da gusto!
Cuando el escritor italiano hizo aparición en la sala más de 600 personas la abarrotaban, me encantó descrubrir que en una ciudad en la que todo el mundo tiene prisa como Toronto, algunos tuvieron un poco de tiempo para disfrutar de un evento cultural.
La charla la comenzó Michael Enright que es un veterano presentador de la radio canadiense CBC y un estudioso de la literatura y las artes en general. Al poco de empezar a hablar sobre "El Cementerio de Praga", el tema principal de la charla, todo el mundo se sintió hechizado por el encanto del señor Eco y es que su sentido del humor irónico y la capacidad de reirse de si mismo no son muy habituales en Canadá.
Se habló de las críticas a la obra, de las fuentes de inspiración, del trabajo pasado y las costumbres de Umberto Eco y hasta de la gigantesca biblioteca del escritor, pero de lo que no se habló fue de Berlusconi ni de la economía italiana, y es que nos lo rogaron a todos antes de comenzar la noche. Aún asi se trataron temas muy interesantes, y algunos disfrutamos del sutil sentido del humor del entrevistador y el entrevistado.
Al terminar la charla se formó rapidamente una enorme cola para conseguir que el autor firmase los cientos de libros que los asistentes trajeron a la sala, y cuando la mayoría ya habían abandonado la biblioteca unos pocos tuvimos la oportunidad de compartir unas palabras con el "particular" personaje. Eco se mostró un poco esquivo y frio por momentos, pero otros fue divertido y canalla.
Para mi fue toda una experiencia conocer y compartir, aunque solo fueran unas palarbas, una noche con Umberto Eco.
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